Fracasar

Lo primero que deberíamos preguntarnos es qué significa “fracasar”. Y encontramos dos acepciones en las que “fracasar” es definido como “no tener éxito”. La diferencia entre ambas acepciones radica en que la primera se refiere a la ausencia de éxito de una persona y la segunda acepción hace referencia a no tener éxito en un proyecto.

Personalmente, esta definición me provoca más dudas que certezas. ¿Significa esto que si no se ha tenido éxito se es, directamente, irreversiblemente, una persona fracasada? ¿No existe un punto medio entre el éxito y el fracaso? Si el fracaso es la ausencia de éxito, ¿el éxito es la ausencia de fracaso? ¿Puede decirse que se ha fracasado si no se ha intentado?

Fracasar como sentimiento subjetivo

Respecto a la primera acepción, la referida a las personas, soy de la opinión de que en muchos casos no se puede hablar de éxito o fracaso, sino de una situación intermedia, porque una persona que no ha tenido un éxito flagrante no significa que haya fracasado. Además, ¿quién es capaz de fijar siempre lo que es un éxito o un fracaso?

Me parece que en muchas circunstancias de la vida tener éxito o fracasar tendrá un cariz personal, es decir, que cada persona lo vivirá de una manera diferente. Con esto quiero decir que lo que para una persona puede ser un fracaso rotundo, para otra puede no serlo.

Respecto a la segunda acepción, la referida a una acción o un proyecto, en algunas situaciones es posible esta estricta dicotomía, es decir, o una cosa u otra. Por ejemplo, en un examen o has aprobado o suspendido, si tomamos como medida del éxito el hecho de aprobar y el fracaso como el hecho de suspender. Por eso, en algunos casos, cuando se ha intentado alguna acción y no ha salido bien, es decir, que no ha sido una acción exitosa, quizás sí se puede decir que se ha fracasado. Pero no creo que siempre sea así. No pienso que siempre, en todas y cada una de las circunstancias que se pueden vivir, se pueda diferenciar de forma tan drástica entre éxito y fracaso. No me parece tan fácil. Más bien, en la mayoría de casos, resultará más o menos difícil poder afirmar, de forma categórica, que se ha alcanzado el éxito o, por otra parte, se ha fracasado.

Fracasar es una palabra muy negativa, que hace sentir cuestiones adversas. Nadie quiere fracasar. Nuestro deseo es siempre tener éxito, aunque no siempre se consiga.

El fracaso como proceso

A menudo, nos fijamos en el resultado final de nuestras acciones, sin tomar en consideración otras variables que pueden resultar fundamentales para nuestro aprendizaje. Puede que, en ese momento, sentimos que hemos fracasado, pero aquel quizás solo ha sido un pequeño obstáculo que no hemos podido vencer en ese momento; tal vez se trataría de una batalla perdida. Pero todo lo que hemos aprendido en esta batalla, seguro que en el futuro nos servirá para ganar la guerra. Las estrategias elegidas y las decisiones tomadas nos ayudarán en el futuro.

El fracaso parece necesario en el proceso de aprendizaje, porque resulta muy complicado ganar la guerra nada más empezar. A menudo necesitaremos aprender antes de vencer.

Tal y como dijo Burrhus Frederic Skinner, psicólogo y filósofo estadounidense, “un fracaso no es siempre un error; puede ser simplemente lo mejor que se podía hacer en esas circunstancias. El verdadero error es dejar de intentarlo”. Esta frase incluye dos consejos importantes. El primer consejo es que no siempre se estará en disposición de obtener el éxito, y menos al principio. Aunque no se crea en el destino, sino en el libre albedrío de los seres humanos, lo que es innegable es que las circunstancias que rodean a una persona pueden influir, en cierto modo, en su capacidad para alcanzar el éxito. Sin embargo, no significa que esté abocado a un fracaso seguro. Quizás solo significa que lo tendrá más difícil, que tendrá que esforzarse más. Pero si lo intenta con todas sus fuerzas, tendrá alguna opción de conseguirlo. El segundo consejo es sobre el hecho de intentarlo. El miedo al fracaso a menudo nos lleva a no intentarlo. Y lo que es seguro es que si no se intenta, no se va a conseguir. Por eso, el primer paso para el éxito es intentarlo, aunque sea a nuestro modo y con los medios de que disponemos. Pero intentarlo puede significar tener que salir de nuestra zona de confort. Y esto no siempre es fácil.

Hay personas que antes de empezar a intentarlo quieren tener todas las circunstancias bajo control. Quizás no se den cuenta de que nunca se puede tener el control de todo, de absolutamente todo. Esto es imposible. Solo podemos controlar una parte de lo que puede sucedernos, pero, aunque no nos guste mucho, siempre quedará un espacio para la incertidumbre.

El hecho de intentarlo es lo que va conformando nuestra persona. Somos la unión de los fracasos y de los logros, los cuales, unidos a nuestros aprendizajes, van formando nuestra persona.

Conclusión

No intentarlo significa no experimentar, no fracasar, pero no aprender. Sería deseable intentar ver el fracaso como una oportunidad de ir aprendiendo, de crecer. Y deberíamos tomarnos el fracaso como un paso previo. Es decir, que cuantas más veces fracasamos puede significar que más cerca estamos del éxito, dado que a cada fracaso vamos aprendiendo cuestiones que, tarde o temprano, nos ayudarán a alcanzar el éxito. Solo es cuestión de tiempo y de aprendizaje.


Y tú, ¿qué opinas?

Me gustaría conocer tu opinión.


Los libros son una incomparable magia portátil”.

Stephen King (nacido en 1947). Escritor estadounidense.


Apúntate al Boletín y el día 23 de cada mes recibirás un correo con la nueva Publicación. Puedes apuntarte a través del Formulario de la barra lateral derecha (en la versión para móvil y tableta se halla debajo de cada publicación).

Deja un comentario