De nada

A simple vista, parece que esta frase no pueda dar demasiado de sí, es decir, que de ella se puede comentar poca cosa, cuando menos, para dedicarle una Reflexión como es debido. Nada más lejos de la realidad. Y lo intentaré demostrar a continuación.

La presente entrada es la continuación natural de la publicada el mes anterior, titulada “Dar las gracias”, cuya lectura se recomienda, preferiblemente antes de leer la presente publicación.

Tengo que reconocer que, en principio, esta publicación no estaba prevista; pero una usuaria de Facebook que leyó la entrada “Dar las gracias” me dio la idea. Aunque no menciono su nombre (por cuestiones de privacidad), aprovecho para darle las gracias.

A pesar de tener ya escrito el borrador de la que tenía que ser la publicación de este mes (que publicaré más adelante), no supuso un problema cambiar los planes; más bien al contrario, me gustó que la idea surgiera de una lectora. Esto demuestra que las sugerencias son bienvenidas en esta web y que toda aportación es de agradecer.

Me pareció una buena idea escribir sobre esta frase a continuación de “Dar las gracias” porque, de alguna manera, suponía cerrar la conversación, dado que suele ser habitual que, cuando una persona da las gracias a otra, esta le responda “de nada”. Pero, aunque esta sea, seguramente, la respuesta más común, no es la única posibilidad. Existen alternativas que, según algunas teorías, serían preferibles.

La Real Academia Española de la Lengua (RAE) define «de nada» como “Expresión que se usa como respuesta cortés cuando a alguien le dan las gracias por algo”. Y también como “Locución adjetiva que expresa escasa importancia o valor”. Precisamente en esta definición radica el quid de la cuestión, concretamente en las palabras “escasa importancia o valor”.

La mayoría de posibles respuestas a la palabra “gracias” forman parte de uno de los siguientes dos grupos:

  • Respuestas clásicas o que tienden a restar importancia a la acción realizada. Algunas de las más habituales serían: De nada, a ti/a usted, no es nada/no ha sido nada, solo faltaría, no te preocupes, no se merecen…
  • Respuestas más positivas o que no quitan valor a la acción llevada a cabo. Se podrían emplear frases como: Gracias a ti/a usted, ha sido un placer, con mucho gusto, me ha gustado hacerlo, lo he hecho de corazón, agradezco tu agradecimiento…

¿Qué diferencia hay entre los dos grupos? Según algunas corrientes de desarrollo personal, cuando una persona te da las gracias se tendría que evitar responder alguna de las frases que forman parte del primer grupo. Alegan que si se responde “de nada” (por ejemplo), se está desaprovechando una energía muy poderosa, la de la gratitud. El poder del agradecimiento y el valor de la acción que lo ha provocado, no se deberían despreciar. Pronunciar “de nada” es como decir “no he hecho nada”, quita valor a aquello que se ha hecho y deja que se pierda toda la energía creada por el agradecimiento. En cambio, las respuestas del segundo grupo producen un efecto multiplicador de la energía positiva del agradecimiento.

Además, las respuestas del primer grupo son mecánicas, se pronuncian de manera automática, sin pensar, y esto hace que la persona no tome conciencia de lo que ha tenido lugar, de la fuerza positiva de aquel agradecimiento.

Normalmente, lo que se agradece es un favor recibido, una ayuda, un gesto, un apoyo tácito o implícito, un comentario, una crítica constructiva, unas palabras amables… Tal como se comentó en la publicación “Dar las gracias”, siempre resulta agradable recibir gratitud por alguna acción que se ha llevado a cabo. Del mismo modo, también resultaría preferible que nosotros mismos valorásemos aquello que hemos hecho. No se trataría de una cuestión de chulería o de darse importancia. Tampoco tendría que ver con una subida de autoestima por el hecho de saber que se ha realizado algo correctamente, tal vez la “buena obra del día”. Estaría más relacionado con el hecho de que si no lo valoramos y respondemos un simple “de nada”, se podría interpretar que se está despreciando el agradecimiento. Esta podría ser una interpretación de lo que en desarrollo personal se describe como una pérdida de la energía del agradecimiento.

No hace falta decir que cada persona es libre de responder de la manera que desee a cualquier muestra de agradecimiento. Incluso, puede no responder. Cada persona puede hacer lo que quiera con esta “energía” que se supone que se desprende de la gratitud. Se puede aprovechar o se puede dejar perder. Aunque, si tenemos que hacer caso de lo que postuló Antoine-Laurent de Lavoisier (1743-1794, químico, biólogo y economista francés, considerado como el “padre de la química moderna”), “la energía ni se crea ni se destruye, se transforma”. Se trata del primer principio de la termodinámica, conocido como “Ley de Lavoisier”.


Lee y conducirás, no leas y serás conducido”.

Santa Teresa de Jesús (1515-1582). Religiosa, mística y escritora española.


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¿Te ha parecido interesante esta Reflexión? A partir de ahora, ¿intentarás emplear las respuestas del segundo grupo?


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