Preguntas que hay que responder

El título de esta publicación puede llevar a confusión o a diversas interpretaciones posibles. Si quieres, al final de la publicación puedes escribir, como comentario, qué es lo primero que has pensado al leerlo.

Aunque quizás algo enigmático, el título se refiere a las preguntas que deben quedar contestadas, en principio, en cualquier explicación, discurso o disertación que quiera ser considerada como completa. Y he utilizado la expresión “en principio”, porque se pueden tomar en consideración algunos matices que se expondrán a continuación.

En primer lugar, habría que diferenciar las explicaciones, según el grado de formalidad, en:

Informales. Son aquellas que tienen un bajo grado de formalidad, es decir, que se realizan en un ambiente más relajado o con personas de confianza. Por ejemplo, ocurre cuando explicas una anécdota vivida a un grupo de amistades.

Formales. Son aquellas que poseen un grado de formalidad elevado o incluso muy elevado. Por ejemplo, tienen lugar si eres la persona responsable del departamento de marketing de una empresa y debes realizar una disertación sobre la nueva campaña publicitaria ante las personas propietarias de la empresa.

Otra diferenciación sería la siguiente:

Oral. Cuando la explicación se realiza oralmente, sobre todo si se trata de una conversación informal, el discurso puede que no siga una estructura muy marcada.

Escrita. En el discurso escrito, sobre todo si es formal, es cuando la estructura narrativa debe ser fijada de forma más precisa. Entonces, las preguntas que hay que responder deben quedar bien contestadas, todas y cada una de ellas.

Es verdad que no es lo mismo si se trata de una explicación informal o de una formal, si es oral o escrita. Pero, aunque se tengan en cuenta estas diferencias comentadas, si se desea que la explicación sea lo más completa posible, valdría la pena intentar, en ella, contestar a la mayoría, si no pueden ser todas, las preguntas.

Pero, ¿cuáles son estas preguntas? Pues son las siguientes:

  1. ¿Qué? Debe quedar bien claro de qué trata esa explicación, es decir, cuál es el tema principal y, si existen, cuáles son los temas secundarios.
  2. ¿Quién? En el discurso debe quedar reflejado quién o quiénes son los o las protagonistas; ya sean personas, animales, vegetales, objetos…
  3. ¿Cuándo? Se debe poder discernir el momento en que los hechos explicados tienen lugar, es decir, si son hechos presentes, pasados o futuros.
  4. ¿Cómo? Se debe explicar la forma en que sucede o sucedió la acción que se comenta.
  5. ¿Dónde? Se refiere a la localización, más o menos exacta, en la que tiene o tuvo lugar la acción explicada.
  6. ¿Por qué? Se refiere al motivo o motivaciones que llevaron a la realización de la acción que se explica.

En total son 6 preguntas básicas que, si quedan contestadas en el discurso, permitirán que la persona que escucha o lee pueda comprender, con claridad, lo que queríamos contar.

Estas 6 preguntas pueden servirnos como guion que podremos seguir en caso de que tengamos que realizar una explicación, sobre todo si se trata de una disertación formal y por escrito.

Si escuchamos o leemos un discurso y observamos que en él han quedado contestadas las 6 preguntas, a poder ser de una manera clara y precisa, podremos decir, sin lugar a dudas, que ha sido un discurso completo y, seguramente, bastante comprensible. En él, la información se nos habrá mostrado bien estructurada, es decir, de la mejor forma posible.

Si en el presente o en el futuro esta publicación puede serte de utilidad, habrá valido la pena escribirla.

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La escritura es el lenguaje en estado sólido”.

Robert Bringhurst (nacido en 1946), poeta, tipógrafo y escritor canadiense.

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